Lograr que el hombre se apropie de la visión que Dios tiene de él junto con recuperar el orden divino en el hogar. El hombre es el responsable de la familia, ante Dios. Sembrar en el hombre un profundo sentido de misión y destino a fin de recuperar su posición en la sociedad, capacitándolo en áreas de necesidad con programas de desarrollo personal, familiar, financiero, profesional y laboral. Proyectar al hombre en un liderazgo de alta influencia dentro de su respectivo campo de acción, para así lograr “Hombres de Verdad” administradores eficaces de la mayordomía recibida de Dios.